¿DÈJÁ VU?, ¿PARAMNESIA?, QUÉ TONTERÍA

Así me siento, en un temporal de realidades ya vividas que no terminamos de superar. No es una marejada cualquiera, es una tempestad de viento, lluvia, tormenta, árboles abatidos y botes a la deriva. De grises, negros o morados profundos, con pálidos y tímidos blancos, que nunca están impolutos.

Abro la prensa, escucho las noticias en televisión (confieso que, ambas cosas, las he ido declinando y dejando reposar, haciendo cada día menos) y, harta de problemas y desgracias, de las que por otro lado, siempre termino enterándome, me quedo con las páginas culturales, con las curiosidades o las cosas ligeras e intrascendentes. Paso una simple mirada superficial e irreflexiva por artículos de fondo, comentarios (políticos o no), sobre eso que llamamos y huele a "actualidad". Me sobran, pues parece que sólo tengan un fin, “la crisis” u otra desgracia, “las rivalidades, desprestigios y descalificaciones partidarias”. Amén de corrupciones y corruptelas de cualquier índole.

Y, entretanto yo, reviviendo, recordando, intentando comprender, pensando que, después de tantos sacrificios y cantidad de cosas conseguidas con el esfuerzo y trabajo de muchos, todo se repite una vez más. El ciclo parece que ha terminado y tan sólo se repite.

Mis años me permiten, si quiero, aunque no siempre lo consiga, simplemente no mirar.

Esto no es un dèjá vu, no es paranmesia. No se trata de ningún tipo de desorden mental.

Las huelgas, paro, apuros para muchos, desesperanza, esfuerzo, hasta el tan manido “impuestos para los más ricos” es algo ya vivido como protagonista.

Imagen de MARK ROTHKO.- http://www.nga.gov/feature/rothko/