viernes, 19 de marzo de 2010

CERROJOS Y GRITOS DE INVIERNO ("TODO PASA Y...")

He posado mis ojos en el pequeño horizonte de mi paisaje. Mi horizonte cotidiano, íntimo, el que casi puedo acariciar si alargo mis brazos y activo los dedos.
La mar tiene esta mañana un profundo color gris plomizo, con sabor a intensa salitre de vida, a yodo sanador, a huida de colores, a tristeza alojada en las olas, a un perfecto y tenebroso cuadro de sombras, posadas en el ánimo de un Neptuno que no se asoma, ni se toma la molestia de de mirar.
Sin embargo, la humedad despeja el aire y permite que pasee mi mirada para ver la ausencia tonos, como si el Arco Iris no hubiera sido inventado todavía.
No hay regatas en esta mañana dominguera, que sería propicia para que jóvenes marineros y capitanes en ciernes, embarcaran en sus pequeños cascarones de clásico y albo velamen (aunque ahora osados marinos se arriesguen con notas de color), para aprender vientos, aromas y oleajes, así como todas las maniobras posibles para el buen hacer en el manejo de foques, botavaras, obenques o velas.
La superficie del agua plomiza, alumbra espumas y rizos aquí y allá y solamente las aventureras gaviotas se arriesgan a surcar aires enemigos, a enfrentar tiempos difíciles, vientos ajenos.
A pesar de todo, atisbo dos pequeños y esforzados pesqueros, zarandeados por movimientos submarinos y un Eolo bien enfadado. Y debo colegir que, como siempre,  los hombres y mujeres que manejan tales vidas, nos dan lecciones de arrojo, entrega y una de temeraria y valiente conformidad con su inevitable destino.
Mientras yo, cobijada tras la amplitud de mis salpicados y temblorosos cristales, rezo a mi manera, para que a unos y otras, todos los dioses les sean propicios, en esta grisácea mañana de un invierno terrible.
Y es que ayer, las noticias volvieron a cargarse de muertos.
Horas difíciles nos visitan, instaladas en una crisis de la naturaleza, que abarca y aprieta con cansados y tremendos síntomas de rebuscados nombres. Tanto, que mis ánimos se paralizan, frenan o atenazan mis osadas y cantarinas voces; tanto, que mi alegría se aísla tras puertas con protectores y oxidados cerrojos, en inexplorados rincones de difícil acceso, que me impiden salir.
Y así sigo mirando y sintiendo la larga invernada que agrede y mata.
A mi pesar, esta hermosa, fría y húmeda invernada, entumece sentires y ojos aun sabiendo que, como cada etapa, es necesaria para que todo siga el curso que debe.

Hoy, unos días después de mis anteriores pensamientos, la mar carecía de color. ¿Dónde estaban su azul o verde naturales, en cualquiera de sus múltiples tonos?, ¿dónde, siquiera, el gris plomizo que precede a una tormenta en cualquiera de sus variedades?.
Ese negro profundo que ahora miro, refleja un temido cielo que siembra terribles augurios.
Medrosa y apocada miro y, a mi pesar, reconozco un fantástico espectáculo que no carece de belleza, aunque asuste corazones y enturbie miradas que buscan ansiados y huidizos colores.

Ahora, más tarde, en un venturoso día, cuando hace unos pocos de anteriores temores, se ha renovado el sol con fuerza e inusitada luminosidad, poniendo en la mar colores brillantes y sueños de verde y azul resurgir.
Después de unos días de luz, de playas remotas y paisajes encantados, cuando en todas las esquinas comienzo a oír el despertar de una temblorosa naturaleza, pienso que el gran poeta ya dijo: “todo pasa y todo queda”.


Imagen: "La huella del tiempo" de:  http://atosaorin.blogspot.com/

25 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola fonsilleda.:

Días de sol, días de nubes.

Afortunadamente después de un tunel negro asoma la luz.

Yo soy positiva.

Siempre procuro ver el vaso medio lleno.

Que bien escribes Fonsilleda.


Al leerte despierta mi imaginación.

Un abrazo y bicos.Montserrat

TORO SALVAJE dijo...

Casi he visto esos mares.
Reflejan nuestra propia fragilidad.
Tienen días como nosotros.
Días temibles y días calmados.
Que bien lo reflejas.

Besos.

Manuel dijo...

Con este relato nos haces ver lo rela tivo que es todo, y sobre todo lo frágil que es todo en nuestro caminar por la vida.
Un beso.

Susi DelaTorre dijo...

El tiempo, sucede y nos sucede...

Somos pequeños y asustadizos seres que vivimos a merced de los cambios de la naturaleza.


Saludos, bajo este sol que se entrega...

Caminante dijo...

Te leo y me haces volver a esas playas tan queridas. Haces que me entren ganas de que de nuevo sea verano para volver.

Tempus fugit dijo...

Lo nuestro es pasar... de puntillas por los días oscuros... y llenando los pulmones de luz y brisa fresca cuando el cielo sonríe.


besos

Unknown dijo...

Esta última entrada tuya me deja en un mar de dudas, leída la narración (como siempre impecable y aditiva) que eso provoca, no sé ahora mismo; si es tu estado de ánimo, recuerdos del pasado en metamorfosis con el presente o si es quizás una hermosa metáfora.
Como quiera que sea, es evidente que las imágenes marineras, el perfume marino y todas las demás palabras que adornan tu escrito, me hacen vivir esos momentos que tan bien describes y hasta me parece oler el yodo y el aroma del pescado y las algas.

Un acio de bicos

Marisa dijo...

Así es, todo pasa y todo queda,
vidas sepultadas entre las aguas
no impiden que otras muchas
sigan saliendo a encontrarse
con tempestades y calmas.
Muchas veces he sentido eso
mismo que tú, viendo como muda el mar desde el poderoso azul
hasta un plomizo de temores.

Un milleiro de bicos.

matrioska_verde dijo...

una descripción, con todo lujo de detalles, de lo que ves desde tu atalaya.

biquiños,

Tatiana Aguilera dijo...

Te escribo desde un país, donde la naturaleza cada cierto tiempo, nos golpea, nos destruye, y nos lacera las carnes. Aún así, magullados, fracturados, fragmentados, nos volvemos a levantar, con más vigor y ganas que antes, quizás porque como dijo Machado, "todo pasa y todo queda"...
Un abrazo desde Santiago de Chile.

Carmen Graña Barreiro dijo...

Hola querida Fonsilleda! Qué gusto volver a leerte. Estuve algo (necesariamente) alejada, y volver siempre es un placer, más a tus letras tan sabias y bellas. Gracias por estas postales marineras, tan añoradas.
Mil bicos

PD: con referencia al comentario que dejaste en mi blog, se trata de lo primero. Y tienes razón, de todo se sale.

guillermo elt dijo...

Es el estado de la melancolia que nos transporta al país de la sensibilidad.

Besicos.

ana. dijo...

Querida amiga: hoy muy temprano releía a mi autora preferida -Marguerite Duras- en su nouvelle "El amor" y esta descripción que haces de tu mar se parece mucho a la mirada que ella tiene de su mar...y yo que estoy tan lejos de cualquier mar puedo verlo, olerlo, sentirlo a través de ustedes: Marguerite y Fonsilleda.

PD: creo, de todos modos, que has roto los cerrojos escribiendo

Gracias y muchos besos.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Por fin callara para siempre los cerrojos que todo lo cierran...

Saludos y un abrazo enorme.

Froiliuba dijo...

Este invierno dura ya demasiado, necesitamos todos que las olas ean verdes, que el sol no sea de plástico y que el frio deje paso a la manga corta. Solo así el corazón saldra de la pena impuesta y los barcos volverán a la mar, coo las golondrinas de aquel otro escritor, volverán.

cada dia mejor guapiña, eres un mossstro

Anabel Cornago dijo...

¡Qué grande eres escribiendo, amiga!
Tienes siempre la magia de hacerme sentir, y MUCHO.

besotes :)

RosaMaría dijo...

Tu sensibilidad para describir el mar en esos momentos que estremece, conmueve. Querida amiga es un gusto leer tus escritos. Besos

Unknown dijo...

Fijate que llevo ya casi una hora leyendoos y eso a pesar de un molesto dolor de oidos... me acerco y descubro los olores y los colores de tu texto y de tus palabras , casi de puntillas respiro para no perderme ni una sola de tus palabras. Lo que agrede y mata, hiela y sinembargo no hay nada helado en lo que transmites. Los malos augurios de los intempestuosos días, los temores y los miedos, dando paso a los días de color y de olor... el fantástico espectaculo que es la vida, la nuestra, como el mar puede perder luz , brillantez pero ahí está palpitando y que así siga amiga mía para poder disfrutar de cada uno de tus textos y de tí...y de otra que por algún baúl anda ...
será que os extraño...

Melba Reyes A. dijo...


Todo pasa y todo queda...Después de cada tormenta, siempre sale el sol...para el cuerpo o para el alma.

Es un placer leerte.

Salud♥s

Chousa da Alcandra dijo...

Parece que tanta invernía nos puxo a todos melancólicos eh?. Un coas pedras e outra co mar plomizo...miramos a ras do chan.
Din que se achega a primaveira; así que a ver se nos altera tamén o ánimo. Eu digo que si. E ti?

Bicos de hoxe con validez tamén para mañán (sin caducidade, vamos!)

Caminante dijo...

Que los cerrojos sirvan para dejar bien cerradito aquello que nos da malos rollitos, pero que no hagan que por ello lo olvidemos.

Una vez más muestras el buen gusto a la hora de elegir imágenes.

El Drac dijo...

Tiene mucha razón en su observación; muchas veces he notado como en sitios anteioormente visitados por mí se repiten climas, momentos casi idénticoslo único que no se repiten son las personas que encontramos cuando tenemos suerte más envejecidas o simplemente ya no están, tienes razón todo pasa y el timepo queda.Un abrazo

Manel Aljama dijo...

Sí la despedida del invierno ha sido dolorosa. Unos coletazos, que como dices en una de las perlas de tu bello y poético texto: "las noticias volvieron a cargarse de muertos"
Si este invierno, dura ya demasiado como dice Fran, y como remarcas también "Como si el arco iris no hubiera sido inventado todavía" quizá nos enseñe a valorar más la corta primavera.
Bicos

Angel dijo...

Todo pasa y todo queda
Pero lo nuestro es pasar
Pasar haciendo camino
Camino sobre la mar
......
Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar..

No, Machado no soy, pero...cuanto me gustaría ser el para poder dedicarte esas estrofas.!
Bicos granaínos.

José Ato dijo...

Hola Ana, soy el autor de las acuarelas que acompañan tu magnifico relato, si no te importa lo añado a mi blog.

Un beso.