A veces no me gusto demasiado. Algunas veces como hoy, después de unos días especialmente duros por cualquier motivo, con cansancio y los dolores habituales en días con mucha humedad, posiblemente después de aceptar que la realidad continua siendo, no la que soñabas y deseabas, sino la que es, descubro en mí cosas que no me gustan, sentimientos que no quiero tener, especialmente uno totalmente absurdo y que hace que ahora, por ejemplo, cuando son las 5 h 30" de la mañana, esté completamente desvelada, cansada, dolorida, pero despierta.
Y es entonces, en estos momentos en los que lo peor de mí, que no aflora habitualmente porque no se lo permito, cuando consigo comprender muchas de las cosas que suceden a lo largo y ancho del mundo.
Es en momentos así cuando descubro que, en el fondo, quizá no sea tan distinta de cualquiera de esas personas que son capaces de blandir un arma y usarla sin otro motivo que dañar y sin provocación alguna, o de esas otras que se atan una bomba al cuerpo para detonarla en un mercado o a la salida de un colegio, o de aquellas que mienten para medrar y de las que pisotean para ganar, y de esas otras que, pasando por honradas, practican la usura con los más desafortunados o... Mientras lo escribo siento pavor y pienso que no podría, que no sería capaz, que yo no soy así. Pero en el fondo reconozco y sé que, en otro entorno, con otra educación, con otras personas a mi alrededor, con otra vida vivida, quizá si.
Es posible que de lo que se trate sea precisamente de eso, de frenar y dominar lo que de malo pueda haber en cada uno de nosotros, sobre todo si puede afectar a los demás. Atar bien corto los malos instintos que las obsesiones produjeran.
A veces no me gusto mucho, sin embargo ahora, desnuda frente a mi pesadilla ya me siento sosegada.
sábado, 12 de enero de 2008
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2 comentarios:
¡Ay, Fonsilleda, Fonsilleda!. Claro que es una pesadilla. Si tú misma lo razonas: con otro entorno, con otra educación, con otras personas a tu alrededor, con otra vida vivida. O sea, otra persona, no tú. ¿Crees que todos los seres medianamente cuerdos no tememos a la fiera que llevamos dentro?. ¿Crees que todos los seres medianamente cuerdos no hemos pensado en alguna maldad, aún con cierta repugnancia?. Pero eso es lo que nos diferencia a unos de otros. Los que, sin duda por fortuna, hemos tenido otro entorno, otra educación, otras personas a nuestros alrededor, otra vida vivida, seríamos incapaces, por ejemplo, de pedir públicamente el aplauso para dos asesinos sin conciencia. En fin, una pesadilla.
Sólo son cosas que suceden, piensas y aceptas a esas horas de la madrugada. Una pesadilla.
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