domingo, 16 de septiembre de 2007

Si esto es un hombre



Si esto es un hombre - Primo Levi
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre.
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana inverenal...


El hombre de la fotografía era Primo Levi, que además de las anteriores palabras dijera: "Nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre"
Primo Levi nació en Turín en el seno de una familia judía. En 1944 fue deportado a Auschwitz y sobrevivió hasta su liberación en 1945. El resto de su vida dio continuo testimonio de su paso por el tristemente famoso campo de concentración y exterminio.
"Si esto es un hombre" es uno de los textos que escribió con tal motivo y, posiblemente uno de los mejores y más descarnados testimonios de vida en uno de aquellos campos de concentración. Este libro me fue recomendado oportunamente por mi querida Rocío, que siempre tiene en el talego (una no se explica muy bien cómo) y a punto, algún título para darme cuando le pregunto y, espléndida como es, incluso si no lo hago. En este caso, por contenido, trascendencia e importancia, me veo en la obligación, y además lo deseo, de agradecérselo públicamente.
Posiblemente sea cierto lo que el propio Levi dice en la presentación, hablando de su suerte al no ser deportado hasta 1944, cuando ya los alemanes tenían escasez de mano de obra y alargaban la vida de los prisioneros: "... Por ello, este libro mío, por lo que se refiere a detalles atroces, no añade nada a lo ya sabido por los lectores... sobre los campos de concentración", pero a pesar de todo, no creo que sea posible relatar de una manera tan limpia, si se quiere tan aséptica, tan poco sangrienta pero tan terrorífica, tan terrible, tan angustiosa y tan demoledora, la destrucción de un hombre desde su propia experiencia. Para mí, llegar a comprender, a entrever siquiera, a través de sus palabras, su propia destrucción como hombre durante el cautiverio, la manera por la cual una persona deja de ser tal para sobrevivir, incluso por pura inercia, creo que ha sido la experiencia más terrible y estremecedora que he vivido leyendo.
Hago mías las palabras de su biógrafo Ian Thomson quien dijera: "Ninguna otra obra transmite de manera tan directa y profunda, el horror incomparable del genocidio nazi".
Quizá ya no esté de moda y, posiblemente no sea tampoco políticamente correcto hablar de estas cosas, pero creo que si perdemos la memoria, todo puede volver a suceder. Y, justamente, en este momento que estamos viviendo, las perspectivas del mundo no son precisamente halagüeñas.
De nuevo, gracias Rocío, porque consigues que pueda seguir aprendiendo.









1 comentario:

Cachito dijo...

El mayor placer de una persona con vocación de enseñar, es encontrar a quien quiere aprender. No es el caso, porque por mi parte, no me siento docente sino en sintonía con una igual.
La lectura de tus comentarios, sean del tema que sea, se está convirtiendo en obligada y deseada; ya buscaré alguien a quien recomendar esta lectura. Me lo agradecerán.
Un besazo, es un placer y un orgullo ser nombrada en este sitio.