domingo, 8 de julio de 2007

R. Mueck



Una buena amiga mía, propietaria de un, aunque incipiente, atractivo blog, del que he puesto el enlace, me dice que le he robado a Mueck. Nada más lejos de mis intenciones. Además pienso que es imposible, la obra de este escultor creo que tiene que ser de todos, pertenecernos a muchos, a todos los que, aparte de la belleza, amemos el recuerdo, la expresión, , la sencillez, la capacidad de conseguir atraparte, pero sobre todo la verdad.
He elegido la fotografía de una de sus obras, quizá no de las más sobresalientes o conocidas.
Y la he escogido porque ésta podría muy bien ser mi madrina o mi hermana la mayor. La enorme carga expresiva de la escultura de este hombre, me cautiva pero no únicamente por eso, sino porque creo que tiene la capacidad de acercarme a mi vida, a la que en algún momento he tenido o tengo, a las gentes que han estado ahí, a las que todavía están o, incluso, a esas vidas colaterales a las que yo me he asomado y con las que he compartido o todavía comparto experiencias, sentimientos, dudas, expectativas, dolores y alegrías. Virtudes y maldades. Casi todo y casi nada.

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