sábado, 7 de julio de 2007

Una cesta de erizos, de D. Manuel Rivas

Una cesta de erizos.-

El último poema, el que aquí no figura, trata de las cosas que las mujeres llevan en la cabeza. Ese poema es una prolongación en marcha. Como las cosas que las mujeres llevan encima de la cabeza son también una prolongación. De niño, la mayoría de las mujeres del mundo en que me movía iban casi siempre con algo encima de la cabeza. Un peso. cestos y banastas con fruta, patatas o pescados. Lotes de ropa. Haces de hierba, o cereales, o helechos. Herradas de agua y calderos de zinc. Jarras de leche. Sacos de grano o harina. Leños atados. A veces, el asombro de ver una mujer con una máquina de coser. Una mujer con una barra de hielo. Una mujer con un lechón en un cesto. Una mujer con un pan de maíz del tamaño de una rueda de carro. Una mujer con quesos envueltos en berzas de col. Una mujer con una cesta de erizos de mar, puñetazos encarnados, denegridos de un sueño astrográfico... El de la memoria rebelde del mar. Lo que veo ahora, esos recuerdos ensartados, son signos que emergen con una fuerza expresiva que me hace ir hechizado detrás de ellas, detrás de esas mujeres-poema que caminan hacia delante, el cuerpo erguido, la mirada al frente, anticipando su andar la grafía de los pies que avanza por el trazo que dejó la mirada.
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Me encanta este texto de Rivas y, desde que lo descubriera por pura casualidad, se lo he enviado a algunas mujeres, para felicitarlas, homenajearlas o simplemente para levantarles el ánimo. Yo también, de vez en cuando, lo leo y me ayuda.
No soy Rivas y no voy tras las mujeres, pero, aunque mayor, vengo de un tiempo en que las mujeres en este país eran e iban como él cita. Muchas, una buena mayoría. Por eso la plasticidad de las imágenes, me parecen un perfecto reconocimiento a la mujer, un aplauso, admiración a secas. A todas y a cualquiera. Y se lo agradezco, también por la parte que me toca y en nombre, sobre todo, de las que amé y ya no están.
Al mismo tiempo, sirva también este pequeño comentario mío, como un homenaje de profunda admiración a este fantástico escritor: Manolo Rivas. Gracias.



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