sábado, 20 de febrero de 2010

SU PIERNA DERECHA


Una pregunta espolea mis sesos, que no sexo pues otra cosa sería y, aunque seguro que la segunda opción sería más reconfortante, esa no es la cuestión sino algo tan simple tal que: ¿cómo contar algo tan lejano y que no resulte viejo?. Ni idea. Es una anécdota corriente, un recuerdo, una mirada a un pasado casi remoto.
Así que, he decidido ponerme ante la blanca pantalla, con mi estilográfica y mis cuartillas imaginadas y comenzar. Sin más.
Hablando con unas amigas lo recordé. A ellas, las quiero porque sí, pero también porque sirven de acicate a mi usada sesera. No sé cómo se las arreglan pero, aun sin proponérselo, consiguen apartar las telarañas que hay por doquier. Entonces una pálida luz, aunque tímida y con las típicas (¿o tópicas?) sombras de invierno, se cuela por la rendijas. ¿Será que van armadas siempre de hermosos paños quita-polvos?, ¿de líquido mata-arañas?, ¿de sonrisas y de aloumiños?. Lo desconozco, pero funcionan.
Así que esa tarde, en la que charlábamos de esto y aquello, diciendo algunas verdades, arreglando países con buen tino, desbrozando cualquier cosa y, sobre todo, riéndonos y haciendo el tonto que se nos da muy bien, me colocaron en hace muchos años y volvió a mí nítido, claro y con la perspectiva del tiempo. Divertido y es posible que aleccionador.
Cuando lo conocí ya era él un hombre de una edad superior, muy delgado, pequeño, enjuto, malhumorado casi siempre, con bastantes años de trabajos y responsabilidades y un carácter endiablado. Además, le faltaba la pierna izquierda y, en unos años en los que todavía las maravillosas prótesis actuales no se conocían, usaba muletas.
Disculpen la digresión, pero en los libros de aventuras, los piratas usan pata de palo. Pero eso es así porque todo encaja: son piratas, tienen barco y un parche en un ojo. Suelen llevar también, cuando no están ocupados en abordajes y rapiñas, un loro posado sobre un hombro, tienen terribles dotes de mando, comenten latrocinio sin remordimiento y matan sin compasión.
No es el caso; nada que ver con mi hombre que, al margen de los rasgos citados, era una persona muy normal, con su esposa, hijos, gustos y disgustos.
Había perdido la pierna atropellado por un malhadado tren, que bajaba al puerto para recoger pescado. Aciago día que yo no conocí. Aquel paso del tren no lo recuerdo protegido, ni siquiera por un paso a nivel. Simplemente pasaba, cuando tenía que hacerlo.
Este hombre tenía una característica peculiar. Cuando estaba en su trabajo, tenía prisa para hacer valer su postura, se enfadaba y debía trasladarse con su “no pierna”, abandonaba muleta y se trasladaba girando a un lado y a otro, a toda velocidad, su único pero hábil pie derecho.
En tales momentos, se levantaba raudo, izaba la mano en señal de aviso, profería seguramente algún improperio y salía volando sobre su única extremidad, bien “enzapatada” eso sí.
Bien, pues esta original y quizá un poco extravagante persona, tenía un cliente y amigo al que le faltaba una pierna. Un leal camarada que vivía allá, en la “Costa da Morte”, hacia el lejano país de los ártabros, en aquellos hermosos, duros y terribles mares dibujados por roquedos viejos y peligrosos. El azar, que a veces actúa a nuestro favor, había dispuesto que la pierna que le faltaba, fuera justamente la contraria.
Así sucedía que, el viejo varón que vive en mi recuerdo, llamaba feliz a su camarada. Tras soportar seguramente demoras telefónicas interminables, que a veces eran de largas horas, propiciaban enojos, pesimismos porfiados y ahora parecerían anacronismos inexplicables, bien recostado en el respaldo de su enorme silla, con el teléfono apretado en una de sus delgadas y pequeñas manos, decía, sonriendo con tranquilidad, pero casi a gritos para paliar las deficiencias de las líneas, aquello de: “oye, tú..., que me he comprado unos zapatos de piel cojonudos y te envío tu izquierdo por el v/“Axiña” que está en puerto y sale hoy con ese destino”.
¡Oh hados traviesos!, estos dos hombres mutilados y amigos, compartían calzado, porque sus exiliadas piernas eran, como se ha dicho, contrarias. Y la medida de sus pies idéntica.


Nota: El nombre del buque en el texto, es ficticio.

29 comentarios:

Tempus fugit dijo...

La realidad supera a la ficción... y los "unos" buscan su par.


besos

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

¡¡¡buenas tardes Fonsilleda!!!

Bonita sobremesa he pasado acompañada por este relato.

Ha sido como leer un Cuento, cuando nombrabas a los Piratas.
Una delicia.

Bicos desde Valencia.Montserrat

caminante dijo...

Jajaja, esto me ha hecho recordar mi infancia, cuando, vagos nosotros, nos asomabamos al enorme patio interior que daba a varios bloques y nos llamabamos unos críos a otros a grito pelado: "oyeeeeee menganitoooooo que si tu madre te deja bajar a jugaaaaaaaaar"

Sir Bran dijo...

Hay mucho de bonito en tu relatar, hay sabor añejo, y nostalgias resumidas.
Me he dejado llevar muy a gusto por la historia y me ha sido muy grato encontrar pequeñas moralejas entre las frases.
Somos unas formas sutiles de aprender.
Y me parece que tu tienes buena madera de escritora.
Gracias por venir a verme, y por dejar estas miguitas de pan... que me trajeron a tus blogs.
Es un placer también, saber que estás tan cerca geográficamente.
Cuenta conmigo.
Besiños.

La sonrisa de Hiperion dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paco Alonso dijo...

Gracias...

Marisa dijo...

Me encanta la gracia
conque relatas los
hechos, dentro de lo
triste de la cuestión,
no pude por menos de
sonreir con los dos
hombres, compartiendo
cojonudo zapato.

Biquiños Fonsi.

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Una historia fantásticamente hermosa. Dos hombres unidos por un par de zapatos. A veces la realidad sin duda supera a cualquier ficción, por rara o revuelta que parezca...

¡Qué se repitan más a menudo las charlas con tus amigas!. Sin con ello rescatas de tu ya "usada" memoria historias tan fabulosas como esta.


"Oye tu" te mando un gran abrazo. Te llegará no por barco sino por mail¡¡

Un bico.

Froiliuba dijo...

ajajaj curiosamente

La gente no sabe que es un relato totalemtne cierto, es normal.

Lo has descrito con tanto humor y maestría que parece un cuento , casi de piratas.

Me hizo reir ese conocido tuyo así expresado
bicos

TORO SALVAJE dijo...

Mira que apañados.
También es casualidad....

Besos.

Chousa da Alcandra dijo...

Eso é ter unha media laranxa e o resto son trangalladas!!!.

Por un momentiño, case escoito a Sabina cantando mentras os meus ollos corrian polas túas liñas. Fixéchesme voltar á realidade cando cortas co fouciño afiado da semántica deste xeito: "No es el caso; nada que ver con mi hombre...".

E despois dis que non tes nada que dicir. Manda carallo!

jogonzaglez dijo...

Desde el país de los ártabros

¡¡Caramba!! Los hados de Februa hacen que los espíritus melancólicos desaparezcan por arte de magia. Febrero, de grises intactos, hace milagros. Hasta consigue que se pongan de acuerdo los tullidos emparejando zapatos y tallas de calzado. Lo que ocurre en esta “Costa de Vida” es magnífico. Me alegro de que la jocosidad reine cuando la melancolía nos invade.

auroraines dijo...

Qué bien lo contaste, tenés la atención del lector desde el principio al final inesperado, y una sonrisa como cierre.
Bicos

Unknown dijo...

Oye tú... que me has hecho sonreir y disfrutar y eso es algo que es dificil...Es maestría la que tienes para hacer de un relato real
casi una historia fantástica y es que la realidad a veces supera a la ficción y contada a tu manera aún más...
bicos hada...

y al fondo que le pasó?

Unknown dijo...

É unha historia xenial, certa ou non, contada coa mestría que che caracteriza parece un conto e de calquera xeito, lida aquí coma ti a pos faime esbozar un sorriso, que boa falta fai nestes tempos. Grazas paisana por deixarme gozar coa túa pluma.

Un acio de bicos pra ti.

Manuel dijo...

A esto le llamo yo dos cojos "apañaos".

He pasado un buen rato. Gracias.

Un beso.

WHO dijo...

Quedaría perfecto tu texto como guión para un corto.
Me sorprendes con la sencillez de tus palabras y la trasmisión de ideas, conceptos, imágenes, situaciones......
Un beso con las dos piernas en el suelo Who.

Angel dijo...

Hoy he comenzado un blog en el que voy a recoger relatos que se cuelgan para ser leídos y yo voy a colaborar a su mayor difusión.
Ha sido un honor que tu relato sea el primero. Enhorabuena

Ricardo Miñana dijo...

Muy bonito tu relato, ademas
lo relatas con la gracia q te caracteriza,
feliz semana.

paideleo dijo...

Simpática anécdota !.
A ver se segues xuntándote coa pandilla arranxapaíses para que nos regales máis textos comaeste.

Susi DelaTorre dijo...

Qué cosas tiene la vida!

Gracias por contarlo sin dramatizar, si no con ese hilo de humor.



Saludos, Fonsilleda!

Melba Reyes A. dijo...


Una historia de feliz coordinación.

Desde niña pensaba apesarada sobre el zapato inutilizado...

Muy buena historia, de principio a fin.

Salud♥s

Gala dijo...

Jajaja que bueno.
A eso se le llama estár unidos aunque solo sea por un par de zapatos.
Me has hecho reir.
Muy buen relato.

Muchos besitos

RosaMaría dijo...

Una hermosa descripción de lugar en un texto agradable, breve y casi divertido, pues la camaradería auténtica aún en la desgracias tiene esa parte positiva. Un relato "redondito". Un beso cariñoso.

Anhermart dijo...

Le has sabido sacar mucho partido a una simple anécdota sobre un hecho desgraciado, pero que contada con ese humor se ha convertido en algo divertido y entrañable.
Saludos

Anabel Cornago dijo...

¡Qué bueno!, por un momento iba a pensar que a los dos le faltaba la misma pierna, pero noooooooo, uf, menos mal.
Geniales las descripciones de los "personajes" de la historia. Y, como siempre, una gran habilidad para despertar y traernos maravillosas historias del pasado.

Besotes.

Anónimo dijo...

Tremendos recuerdos esos, parecía una historia de ficción. Ciertamente a veces la realidad es más sorprendente que la imaginación.

Un placer leerte.

Raposo dijo...

Todo anverso ten o seu reverso, toda cara a súa cruz e neste caso de pernas tamén sucede.
Non hai mal que por ben non veña!
Apertas

Manel Aljama dijo...

Me ha gustado esta historia, en especial, la imagen de "pálida luz... sombras de invierno, se cuela por la rendijas".
Lo has bordado con la reflexión sobre las amigas: "¿Será que van armadas siempre de hermosos paños quita-polvos?"
Luego, el tránsito hacia el pasado está escrito con maestría. Con el hombre desplazándose sobre su "bien calzada única pierna", dentro del patetismo, no he podido esbozar una sonrisa
Esta historia es buena tanto para el fuego como en un rincón de patio de vecinos: "nos vamos a jugaaaar".