sábado, 5 de diciembre de 2009

¿POR QUIÉN SERÁ?

Miro hacia atrás ahora, aunque no sea un buen momento.
Lo hago, porque aquí, en este ahora de mi vida, necesito volver con frecuencia. No vivo allí, pero mis amarras están enroscadas en aquella anilla de atar las caballerías que había en la fachada de la casa. Allí busco certezas, seguridad, cariño, imágenes, sonidos antiguos, algún sabor medio olvidado y también ánimo para seguir aquí.
Generalmente,después de un paseo, llego vigorizada y con renovadas fuerzas, aun a pesar de la morriña.
Veo la niña que fui y siento todo lo que pude alcanzar y no conseguí y lo que sí coseché, muchas veces sin un propósito claro.
Siento los veranos con todas sus risas y juegos al aire, los otoños, sensatos, de colores y vida, los inviernos lluviosos, secos, fríos y de juegos interiores, y la explosión de las primaveras.
Uno a uno hoy voy recorriendo espacios y gentes, comenzando por aquellos que son tan queridos para mí.
Me visto aquellos trajes de modas pasadas y sencillas, pero de soñados abalorios mundanos, de cuentas y flores. Aspiro profundamente el aroma de pueblo añejo y lejano, de aire limpio y de sombra con columpio y bancos en la puertas. De ventanas o galerías abiertas y balcones con reja de hierro.
En aquella acera de cunetas de tierra, mis ojos nostálgicos se detienen un poco y miro.
La “Peneira", pequeña y salerosa, regresa con el hermoso balde a la cabeza (aquellas preciosas y artísticas sellas de duelas de madera y aros de metal dorados y relucientes siempre), formando la inverosímil imagen que tanto me llama la atención. A veces, tan sólo a veces, alarga la mano y lo toca levemente, pero la mayor parte del tiempo, el equilibrio es perfecto y no se derrama ni una gota juguetona, a pesar del baile que ella se gasta, paso a paso.
Al mirarla, pienso en todas aquellas mujeres que envidio y me dejan atónita. Las veo con la eterna carga de múltiples cosas que suelen portar: enormes cestas o cestos cargados de pollos, verduras, frutas o un gran atado de leña o cientos de otros bultos enormes, pesados o frágiles, que pasean y trasladan con inmensa sabiduría, aun por necesidad.
Como por ensalmo y porque ahora llueve, surge la imagen “encorozada” de aquel paisano tranquilo y cubierto, a veces incluso con un paraguas en las manos. Lleva una maravillosa e impermeables “coroza” (sin traducción que yo conozca al castellano), hecha, como otras muchas, de dorada y protectora paja, que cubre hasta el suelo como la más cara capa y que no precisa de embozo.
Aquel enorme tratante de ganado que veo ahora, siempre me llamó la atención y pasa de nuevo ante mí, con el gris guardapolvos corto y su paraguas, si no llueve, o a veces el grueso bastón, siempre colgado del cuello, a la espalda. Las manos libres, no vaya a necesitarlas para cerrar cualquier trato. Su negra boina, que manejan aquellas enormes manazas, bien calada..
Me emociona el sonido de un carro de vacas, cargado de hierba en el que, si la persona que lo lleva está de buen humor, es posible que nos deje subir, para un pequeño paseo. Percibo el aliento y aroma, de un intenso verde, húmedo y cálido. Me paro y escucho el sonoro eje, acaso mojado, como dice la vieja canción, en las aguas del río. Siento que ya no volveré a escuchar su música, cada una distinta, con cadencia y sonido según la carga, madera o carro. Todos iguales, cada uno con personalidad propia. Me veo despertando con ese querido sonido como tantas mañanas.
Lamento que, en aras del necesario y justo progreso, tales entrañables sones estén ya perdidos e irrecuperables, conservados, en completa parálisis, en algún museo etnográfico o, es posible, que antropológico.
Y aquella mujer de la aldea vecina, entra en mi casa con trabajados quesos, envueltos en hojas de verde y fresca berza. Mantecosos, cremosos y aromáticos quesos, que todavía parece que vuelvo a paladear. Sueño que apoyo mi índice revoltoso, en su monda de color crema pálido y con placer empujo, para notar como se hunde quedando marcado por un breve momento. Esta imagen me trae la manteca de humildes meriendas de pan con azúcar.
Algún niño, de rodillas huesudas y con perpetuas postillas, de golpe tras golpe, mira al cielo y grita de pronto: "¡un avión!". Entonces los rostros de niños y niñas que juegan, se vuelven al cielo prestando atención y alguna abierta ventana o puerta se puebla de pronto de alguien que oyó. Y sé que mujeres y hombres, con las manos protegiendo sus ojos, se vuelven niños en su mirar. Y entonces, la calle no es calle, es la puerta abierta al futuro que va por el aire.
Otro niño corre tras el aro de hierro haciendo malabares con su habilidad, mientras otros, agachados en suelos de tierra, meten una bola en el gua.
Allí un corro de niñas entona canciones que aprendieron de otras que quisieran volver a jugar. Más allá otro grupo con cuerda, se ejercita en saltos, bailes y cantos, que son un primor.
Vuelvo mi mirada a la esquina del cercano cruce y el Boticario, alto, delgado y distante, no está.
Me giro enseguida al oír las tachuelas de unos zuecos corriendo la acera. Observo entonces como las puertas de enfrente comienzan a vomitar risas y gritos de niños y niñas. A la izquierda los pelos indómitos, cortos y rodillas al aire con heridas que no curan jamás. A la derecha las niñas de trenzas y pelos con lazos, entre las que me veo cruzar.
Sé que, si vuelvo mi cabeza, veré mi casa detrás, pero oigo el aviso en forma de preciosos tañidos de campanas que hoy tocan “a muerto” y pienso ¿por quién será?.
Imagen: "Máscara de Camille", de Rodin.-

23 comentarios:

Chousa da Alcandra dijo...

Que seria se me puxo vostede, carallo! (perdoa o tratamento, pero e que se a cousa vai de seriedade, eu tamén me ergo na silla).

Seguramente hai cousas que nunca máis van volver ser. Nin os carros chideiros nin as polainas de palla nin as corozas para a choiva...Pero sabe vostede qué?: que nos corresponde a nós ser ese museo memorístico do que foi, para que as xeneracións vindeiras saiban.

E non sigo, que me enrollo. Punto final.

Bicos coa pucha quitada

paideleo dijo...

Preciosa memoranza.
Chousa ten razón que todo iso pasou e hai que deixalo escrito para o futuro.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Que sea quien quiera... A ver, en esta vida sólo se vive una vez... Y lo único que en esta vida el ser humano tiene que tener claro, es que si naces, tienes que morir. La diferencia es haber vivido, y morir con dignidad...


Saludos y un abrazo.

A.C. dijo...

Un post mui reflexivo este.
Probablemente os meus anos ainda non me deixan ver con claridade ese punto de intensidade que lle das. Pero albisco realidades.
Gracias por seguir lembrandonos esas cousas a quenes non tivemos ocasión de vivilas.
Un bico

RosaMaría dijo...

Qué maravilloso recuerdo hecho relato. Una magistral semblanza de esa niña que siempre está en tu corazón. Besos cariñosos

TORO SALVAJE dijo...

Que bonito por Dios.
Gracias por compartir esos retazos de tu vida.

Besos.

Anabel Cornago dijo...

Qué arte tienes, corazón. Cómo me gustan estas rememoranzas, ese meternos en tus recuerdos con esa maestría que ya sabes te digo siempre: a lo Proust.

Qué gusto da pasarse por aquí.

Muchos besotes. ENORMES.

XoseAntón dijo...

Hermosos y entrañables recuerdos; ¡ay!, con el tiempo descubrimos que casi cuesta más olvidar que recordar.

Bikiños

Marisa dijo...

Trouxéchesme estampas do
pasado que algunhas delas
tamén eu vivín,pero que
agora a maioría xa non
se ven, o hórreo xa non
garda espigas e o arado
serve de adorno, pero
tamén é certo que os camiños
agora son estradas.
Algún tributo houbo que
pagar.

Unha entrada chea de morriña
(como somos nos)pero agarimosa.

Moitos biquiños.

WHO dijo...

Precioso texto de memoria, nos permites conocer aspectos no conocidos por nosotros, ni por tiempo ni por ubicación.
¿Por quién suenan las campanas?, da igual, son sonidos del pasado..........
Un beso, Who.

auroraines dijo...

Gracias por compartir tus recuerdos
vas dejando en tus palabras las imágenes de lo vivido con tanta carga emocional que parece estar viéndote cruzando la calle con tus trenzas o paseando en el carro de vacas. Qué lindos recuerdos Fonsilleda!
Y el contenido de este tu blog espero lo tengas hecho copia, porque te trasciende y se lo transmitís a todos.
Es la manera en que se conoce y así respetan y quieren las tradiciones y también la historia
porque no todo surgió por generación espontánea. Hubo sacrificios, esfuerzos y logros ;)
Bicos

Manel Aljama dijo...

Describes muy bien y con implicaciónp ersonal, la encrucijada o balance de la vida que se ha vivido. Prefiero vida vivida, andada a "gastada". Además, aquí si que vale "balance" y no como en muchas situaciones que lo malgastan por no decir "recuento".

Además de esa implicación, le das un tono poético y delicado que ayuda a diluir, en mi opinión, la morriña y la nostalgia. Haces que ese pasado, que sin duda fue vivido intensamente y fue bonito, sea mucho más bonito.

Lo importante es que esa vida vividda la llevas dentro y con tu escrito nos la enseñas y nos enseñas a pensar en lo bonito de cuando el mundo era ese que escribes.

Carmen Graña Barreiro dijo...

Otra vez me prestas tus recuerdos, tu memoria de ilusionista de las letras, de las palabras en su justo punto, para avivar el rescoldo de los míos.
Una cosecha de abrazos y bicos para ti, querida Fonsilleda

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

AIRIÑOS, AIRIÑOS, AIRES,
AIRIÑOS DA MIÑA TERRA...

CUÁNTA NOSTALGIA, HAY EN ESTE BELLO RELATO.
GRACIAS POR PUBLICARLO.

BESOS.MONTSERRAT

Susi DelaTorre dijo...

Lembranzas...
da nenez, que se perde, mentras nos enche os miolos e o corazón!

Fonsilleda, aínda poderemos atopar sons dos zocos, das cancions e dos bailes...
coas certezas, os sabores esquecidos e os ánimos para ficar
no presente.


Mais os recordos... canto ben nos fan!!

Unknown dijo...

Lo que nos azota el alma nos acerca al recuerdo, en él encontamos la alegría en la añoranza de aquello que fué y ya no puede ser, pero lo vivimos, está ahí para abrazarnos como tú nos abrazas con esos sonidos de tu infancia, envolviendonos en ternuras que siguen intactas, siempre estarán en tí y ahora de nuevo nos las regalas...
las campanas han cesado...

besos

Anabel Cornago dijo...

Corazón, te he dejado un regalito en mi blog en forma de lotería de Navidad. Ay cómo nos toque, ja,ja, menudo encuentro vamos a celebrar.

besotes.

Melba dijo...


Gracias por compartir tus buenos recuerdos.

Es grato leerte y acompañarte en tu viaje.

Gala dijo...

Me ha encantado leer este relato.
Es imposible no echar la vista atras, recordar todas esas vivencias que siempre quedan en nuestro interior, en el rincon más seguro para que nunca pierdan su encanto.

Muchos besos

Anhermart dijo...

Sencillamente precioso. Un texto elaborado como si se tratara de un bordado de múltiples colores. Es pura poesía, es una fotografía sacada del recuerdo en la que no falta un detalle para, sin conocer el lugar, disfrutarlo con la vista y casi sentir los olores.
Mucho dominio del lenguaje.
Enhorabuena.
Besos

Argos dijo...

Fonsilleda

Gostei muito deste texto, foi como regressar à infância e ouvir as histórias “mágicas” de um tempo passado que eu não conheci!
A tua Galiza antiga (e minha) é igualzinha ao Minho português. Estas recordações podem ser de qualquer uma aldeia dos dois lados da fronteira.
Sabes? aqui em Portugal também temos algo semelhante à “coroza”, até no nome, julgo eu! “Croça”, “Caroça”, “Palhoça” ou “Capucha”, são capas, abrigos para proteger da chuva feitos em junco, palha, geralmente usados pelos pastores. As caroças têm como acessório as polainas (feitas também de palha para proteger as pernas). Os homens usam caroças; as mulheres usam capucha (caroça que lhes cobre a cabeça).

Obrigado por compartilhar connosco estas recordações, que afinal são os alicerces do presente.

Um abraço grande

Mónica dijo...

Y la vida sigue y los momentos se imponen en nuestro recuerdo... pero la vida sigue sin más.
"Un bixo"

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Fonsilleda, a mi me pasa lo mismo. A veces un golpe de viento me retrotrae a mi infancia y como tú, me veo corriendo con mis amigos, con el Moncho, con el Trigo, con Julio, Con el Buji, ocn Jose Manuel, con José Ramón...Veranos de libertad hasta el hastío donde pasábamos, como caballeros fulgurantes de brillante armadura, de los más preciados actos de servicio a los más necesitados...a lo contrario: Al expolio de sus manzanos, de sus cerezos y de sus melocotoneros.

E que boas estaban as cereixas e os preixigos¡¡

Bichos libres con las rodillas - como tu bien dices - carcomidas por costras imperecederas de heridas reincidentes. ¡Qué Libertad!.

A veces me veo abuelo cebolleta o pretencioso petulante al pensar que "aquellos tiempos fueron mejores"...Pero realmente lo creo.

La gente se hablaba. Nos conocíamos todos. La puerta de mi casa nunca se cerraba...Y ahora?

No se si la vida en os pueblos seguirá siendo así. ¡Ojala! así sea. No me gustaría creer que todo aquello se ha perdido como el vaho de un respiro en la niebla.

¡Déjame que te invite¡

Primero iremos al rio a tirar piedras.
Nos mojaremos los pies y después nos tumbaremos sonrientes
Al abrigo de la sombra de los chopos mirando el cielo
Una sonrisa y una hierba en la boca...
Veremos girar el mundo sobre nuestras cabezas.
Y para entonces...
Tú o yo nos habremos quedado dormidos, allí mismo en el mismísimo trono de Dioses y Meigas.

Y amiga...comprobarás que hay Paraiso en la tierra.

Bicos amiga e unha aperta.