sábado, 29 de diciembre de 2007

AL MENOS, LA VOZ




"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí". Martin Niemoeller. (Atribuido a Bertolt Brecht).

He recibido de Amnistía Internacional un nuevo mensaje que contenía el texto e imagen anteriores y, aunque ya lo conocía, estaba, como muchas cosas en nuestra vida, en ese lugar del cerebro que quizá no visitemos todo lo que debiéramos. Estaba allí, arrinconado y casi completamente olvidado. Prescindiendo de momento del texto, es tan obvia la imagen... Nos metemos en una botella o en un fanal o en una campana, generalmente de cristal transparente, pero a veces ni eso, para protegernos, para aislarnos y no sufrir. Y conseguimos de tal manera quedar a buen recaudo, que ya ni nos afectan las cosas que suceden a nuestro alrededor, incluso a menudo las buenas. Y luego están las palabras. No las decimos, aunque las sintamos, porque a menudo creemos que no nos atañen, o pensamos que nuestra voz no importa o que nadie nos va a hacer caso. Y así se nos quedan dentro. Muchos de nosotros nos las tragamos y aunque mal, terminamos digiriéndolas. Y no es bueno para nosotros ni, sobre todo, para los afectados.Y así muchos no gritamos. No gritamos ante las ablaciones, las guerras, las torturas, los abusos manifiestos de autoridad y poder (en cualquier orden), las injusticias sociales, el uso y consumo abusivo del planeta, por parte generalmente de unos pocos (quizá más Occidente), las dictaduras, las matanzas, el sometimiento obligado de las mujeres en muchos lugares del mundo, las invasiones de algún país por parte de otro, la construcción de muros que aislan, apartan, separan... Y así podría seguir. Y no gritamos lo suficiente, ni siquiera hablamos. Por eso hoy, cuando se está terminando este año 2007 yo quiero gritar, hablar y escribir. Deseo decirle al mundo y a mi misma que no soy insensible, que todo eso me sigue afectando, que no voy a permitir, ni por un momento, que mi ser deje de sentirse doliente y dolido ante tanta pena, lástima y lamento, que sigo estando aquí, quizá un poco más maltrecha, pero entera y con voz. Y tampoco quiero olvidar que la tengo, la voz, que quiero seguir usándola para lo que considere necesario y oportuno y que, además de ser mi derecho, es nuestro deber.

2 comentarios:

fonsilleda dijo...

Creo que es de ley dejar constancia de que yo (¡qué cosas!) había puesto el año 1997 y fue una buenísima amiga quien me lo hizo notar. Gracias siempre, ya te lo he dicho alguna vez Froiliuba.

ricardo dijo...

:)
me gusta tu post; me hace recordar un poema de Bertold Brecht

puse en mi blog

besos
Feliz año nuevo