miércoles, 28 de octubre de 2009

AIRE Y NIEBLA, EN BLANCO.

Como tantas otras noches, las dos de la mañana las he superado con creces. Apago el ordenador, me levanto, me entretengo con las abluciones nocturnas todavía un rato largo y, cuando me dispongo a acostarme, de camino, paso por la sala.
La cortina ha quedado abierta; se ve el balcón y la noche más allá.
Me paro asombrada. Tras estos necesarios pero incómodos arreglos que están padeciendo nuestras calles, hay también más iluminación. Eso me permite descubrir estas nuevas tinieblas, rescatadas de una imaginación que busca sombras y luces, imaginación, verdad y acaso vida.
No es una noche común, limpia y oscura como otras, como casi todas. No se oye nada, aunque todavía de vez en cuando pasa un automóvil lento, como con miedo, musitando sonidos y silencios sobre un pavimento húmedo (sé que está así, mojado, antes de que mis ojos lo perciban), quizá para no atraer atenciones o respetando descansos de otros. Parece que hasta esas máquinas potentes y muchas veces hermosas, pero también letales, se hubieran contagiado y suenan, o yo las oigo, distintas, mimetizadas con el entorno, rodeadas por el misterio.
No he podido resistir la tentación y ahora, cuando ya todo el mundo descansa, he abierto la puerta y he salido a la noche, protegida por el balcón. No hace frío y eso también es insólito, singular y es posible que un poco inquietante.
El aire está parado y su esencia regada, como reflejan las luces en las novísimas aceras empedradas. Pienso que su quietud resguarda en vez de incomodar o asombrar.
No llueve ahora, pero la niebla es intensa y nadie transita la noche; ésta sigilosa y enigmática, cargada de arcanos, hecha para fantasmas, vampiros, sombras o locos como yo.
La niebla tamiza la luz, mientras el aire, quieto, no habla.
Las hermosas farolas, llevan una sombra encendida que acompaña.
Miro la niebla y busco dentro de ella el aire.
Más esta noche el aire no es tal, tiene sustancia, tiene relieve, se palpa.
Tras la espesa niebla se ocultan las casas y dentro, todo el enigma calla.
Los tejados se bañan con una nube de agua, que engorda el aire y lo amaina.
Esta noche el silencio y la niebla se guardan y ocultan el aire.
No hay estrellas en el cielo, no hay personas en la húmeda calle. No hay animales solitarios, ni paseos, tan solo quietud y bonanza.
La noche está templada y serena; el aire duerme bajo un espeso manto de pereza blanca.
Y esa luz que tamiza la niebla y engorda el aire, en silencio, me engaña.
No hace frío; esta noche de callados fantasmas de niebla, no hace frío en la calle.
Imagen: Creo que es una rara fotografia de Elia Fuentes, Seixo, Xalundes, que me atrevo a titular "oscuras páginas en blanco".

18 comentarios:

Marisa dijo...

Según iba leyendo me parecía ser yo la que describiera esas calles, esa serena quietud,ese enigma en las casas.

No me gusta nada la niebla porque
parece traer la humedad a los huesos,
pero me quedo con tu manto de pereza
blanca.

Un fuerte abrazo

Chousa da Alcandra dijo...

Pero non me negaredes que tamén axuda a difuminar un chisco a realidade, e -polo tanto- tamén corrixe algúns erros, maquillando as miradas e tamizando os pensamentos...
(Este comentario fíxeno en compañía dun amigo que cenou comigo: o señor mencía!)

Bicos dende a Chousa

Gala dijo...

Que paz y tranquilidad me han transmitidos tus palábras.
Me encanta salir al balcon y mirar esa calle vacia, silenciosa.

Muy bonito.

Un beso

Argos dijo...

nem sempre os fantassmas são maus!

Abraço

(gosto de noites assim)

Apostata dijo...

Esa noche estuvo usted romántica, Fonsilleda. Pero no como la canción de Betty Misiego (creo que era ella que la cantaba) si no como un trasunto urbano de aquel mítico viajero frente a la niebla de Friedrich, o aquellos nebulosos paisajes de Turner que tanto le hipnotizan a uno. Estuvo usted romántica hasta perderse en el tiempo, para arrancarle a un monótono paisaje de ladrillo y asfalto un hermoso corazón húmedo y sensible. Como el suyo, amiga Fonsilleda. Como el suyo.

La sonrisa de Hiperion dijo...

"La noche está templada y serena; el aire duerme bajo un espeso manto de pereza blanca."


Noches de ventana, y estar pendiente de lo que pasa detrás de los cristales...

Saludos y un abrazo.

Susi DelaTorre dijo...

Qué maravilla descriptiva!

" manto de pereza blanca..."

Me ha encantado leerte, Fonsilleda!

Un agarimoso saludo!

auroraines dijo...

Era un espectáculo para no perderse
ver todo entre la espesa niebla
hasta quien te viera en tu puerta difuminada entre la niebla dudaría si eras real o su imaginación...
Hermoso ;)
Un fuerte abrazo

Unknown dijo...

¡Qué bonito escribes, paisana! Leerte es como transitar por esas calles, ocultos por esa niebla que tú tan bien describes “No se oye nada, aunque todavía de vez en cuando pasa un automóvil lento, como con miedo, musitando sonidos y silencios sobre un pavimento húmedo” seguramente eso que musitan desde el auto es un recuerdo a las familias de los responsables de esas obras interminables.

Un acio de bicos.

Carmen Graña Barreiro dijo...

Qué bonito Fonsilleda! Ese paisaje de niebla es uno de mis preferidos. Me hace soñar y evocar los recuerdos.
Un bico

Unknown dijo...

ES como si en tu descripción de la niebla hubiera una espera esperanzada, ella que lo envuelve con un manto de misterio y de belleza, que sorprendidamente no es fría...es calma y pereza como si no quisiera alejarse para continuar rozándote. Sí entiendo que esa luz sea engañosa y que al mismo tiempo invite a mezclarse en ella misteriosa y calladamente...No, no hace frío ni en las calles, ni en tus gestos o letras o en lo que en la niebla resguardas...

bicos
bicos

merce dijo...

Este texto invita a salir al balcón y perderse en tu niebla blanca, en esa quietud misteriosa.


Un beso fonsilleda.

matrioska_verde dijo...

eses instantes nocturnos son impagables, a mí me encantan, sobre todo desde que le he perdido el miedo a la oscuridad.

escuhar el silencio, mirar cara a cara a la noche, adivinar entre la niebla.

te ha quedado un texto muy poético, al final casi diría que es un poema.

biquiños,

Anabel Cornago dijo...

No son las 2 de la mañana, pero está oscuro y hay niebla en Hamburgo. He seguido tu cuento línea a línea, asomarme, mirar, el balcón.. hasta he escuchado el coche lejano. La iluminación aquí es distinta, las agujas de los pinos la filtran...
No hay estrellas, no hace frío, creo que no transita nadie por la calle.
Es como si tu historia la hubieras escrito para mí en esta noche. Y me encanta pensarlo y sentirlo así.
Serenidad e inquietante belleza. ¿Sabes?, acabas de abrirme el apetito de escribir. Puede que me ponga con ello.
Besotes.

Raposo dijo...

Pode ser unha boa forma de iniciar unha novela o unha peli de misterio.
A noite ten eso, que pode ser máxima, fermosa e inquietante o mesmo tempo.
Apertas.

Anhermart dijo...

Insisto, tienes una prosa cálida, elegante. Describes poéticamente, serenamente lo que ves.
Besos

Manuel dijo...

Evidentemente tú no necesitas musa alguna. ¡Tú eres la musa!.
Cierras el ordenador a las dos de la madrugada, vagas un poco antes de irte a dormir, se te ocurre mirar por la ventana y... ¡zas!, ya tienes tema jugoso para narrar.
Qué bien, para los demás, que te pasen estas cosas.
Un beso. amiga mía.

Froiliuba dijo...

Me gusta la niebla, no la nocturna , me pone nerviosa no ver nada de nada, pero la del día si, esa que no es muy espesa yque deja jugar a la imaginación.

Me gusta tu niebla