lunes, 28 de septiembre de 2009

EL RINCÓN MÍO



He mirado ahí, en ese rincón del ánima mía. En ése en el que apenas te adentras, quizá por temores atávicos o porque simplemente es más cómodo soslayar certidumbres cuestionables, cosas y algunos sentimientos.
Llevo unos días paseándome por esa oscuridad velada por una luz que llega, no sabes de dónde, pero que es suficiente para que tu ceguera vea.
He mirado y hoy, armada de valor, he vuelto.
Todo es calma allí. Una tensa quietud sembrada de inseguridades.
Es cierto que no hay estrellas ni músicas saltarinas, no están las playas que amo, ni mis paisajes o mis árboles, pero tampoco hay ogros ni terribles amenazas.
Y esa luz, sigue alimentando una ambigüedad que es posible que se asiente en perplejidades y vacilaciones perpetuas.
Hay un sosiego quieto, incluso una pereza inquieta, alimentados por todos los años vividos.
Las dudas siguen allí, aunque intentan agazaparse para que no las cuestione.
Las risas ¡ay las risas!. Cuesta trabajo encontrarlas porque se encuentran bajo llave, a buen recaudo, pero siempre en lugar preeminente, de honor.
Los sinsabores campan por doquier, queriendo mostrarse, siempre altivos, continuamente, pretendiendo hacerse protagonistas. Los veo por el rabillo de mis ojos. Ni caso.
Todas las personas de mis recuerdos, tranquilas, me miran con un poco de conmiseración, pero sonriendo e intentado transmitirme todo su amor y su lograda paz.
Aquellos dolores de antaño se unen a los de ahora y se quitan importancia.
Tengo también allí rincones para mis seres queridos. Todos están con sus vidas, con su injerencia en la mía, sus penas pero también sus alborozos, retozones unos, maduros otros, renovados algunos.
Aquellas felicidades que fueron y están, las que a mi pesar son, también tienen su cabida en aquel recoveco que refleja más luz.
Paso, sin querer mirar, en la siempre tenebrosa madriguera del mundo real, que tanto adoro y temo, con sus maravillas, perpetuos desconcierto y caos; lugares y gentes.
Y allí está también este nuevo dolor sin identificar, que no es tormento sino más bien congoja, aflicción; se ha teñido con ese tono neutro de la incomprensión y, si me detengo mucho, de la suspicacia. Pero lo identifico, lo apruebo y lo acepto como a un viejo y querido amigo. Quizá siempre ha estado ahí, con mi ingenuidad, con su opresivo silencio y sin que lo hubiera notado porque le faltara un detonante capaz.
Ahora que le he puesto página y letra, sonrío creyendo que soy tonta, que este espacio, no es otra cosa que cobijo y escondite de lo importante, de lo trascendente, de todo lo bueno y malo que cabe en una vida, que ahora es esta mía.
Parpadeo para un último examen un tanto lacónico, con la sonrisa posada sobre todo su complicado, pero certero, entramado. Todo se halla allí, no pasa nada.
Y cierro con ternura la puerta.

20 comentarios:

Froiliuba dijo...

Y las puertas se cierran suavemente volvindo esa negrura con el tiempo en solo eso, un recuerdo.

Ahora a mirar la mar con sus tonos otoñales.

bss

Manel Aljama dijo...

Muy bueno. En mi modesta opinión, vale como monólogo, como carta de esas que no se leen o tal vez ni se llegan a enviar, porque quizás "porque simplemente es más cómodo " hacerlo así, empleando tus palabras.

Es poético y muy elocuente, con un redactado exquisito y cuidado. Me ha venido a la mente "Cinco horas con Mario" de Delibes, aunque tu texto no tiene o no los he sabido ver, tantos reproches como las "Cinco horas".

Destaco lo de "que tu ceguera vea" y
"Las risas ¡ay las risas!. Cuesta trabajo encontrarlas porque se encuentran bajo llave, a buen recaudo, pero siempre en lugar preeminente, de honor".

Por supuesto el final cerrando la puerta. Todo un detalle. Me ha encantado.

Manel
(El viajero de las letras )

Anónimo dijo...

Decía Pessoa "las callejuelas donde todo es posible", a propósito de Lisboa. Yo modificaría esta frases después de leer tan magnífica reflexión, y diría "las callejuelas del alma donde todo es posible".

Bicos.

maruxiña dijo...

Hay que ir cerrando puertas, para poder abrir otras. Qué bonito escribes.

Biquiños miña!

Carmen Graña Barreiro dijo...

El cerrar con ternura una puerta, me significa que ya se está preparado para abrir otras nuevas y prometedoras. Hay sosiego y hay calma para ver lo que no podemos cuando damos un portazo, cuando cerramos violentamente lo que no nos atrevemos a revisar.
Un hermoso escrito, con el que me siento hermanada.
Un bico y toda mi admiración, querida Fonsilleda

jogonzaglez dijo...

Y ahora intimista.
Ese ser tuyo cúanto da de sí. Hace horas el sentido espacial se llenaba de amplitud para expresar la espiritualidad secreta que sólo tus ojos divisan porque tu balcón de barandas tiene mucho de singular. Gracias a él, descubres la esencia de la Naturaleza contemplada o imaginada. Hace escasos momentos, has cambiado la mirada para escudriñar en tu interior y mostrar, providente, una espiritualidad oculta que asombra sin saber qué decir por el pasmo que produce.
Vas a más. Esas puertas hechas de ternura, por lo que se intuye, cuando las abres enseñan bellos enseres impalpables. Cuando las cierras, es para seguir acumulando en el interior nuevos objetos incorpóreos que, cuando los descubras, volverán a causar asombro.
Y para que conste, con mi respeto absoluto, lo digo así.

XoseAntón dijo...

Tan profundo que se siente a flor de piel; me gusta esas luces y sombras, ese ir y venir; ese juego de contrastes que parece que guardas cuando nos los muestras.

Enhorabuena.

Bikiños

Gala dijo...

Siempre hay que cargar en la mochila todas las cosas buenas antes de cerrar puertas.
En la próxima que abramos descargaremos todos esos recuerdos y buenos momentos que nos haran compañia hasta forgar otros nuevos.
Preciosas tus letras.
Me gusta leerte.

Besos

Anhermart dijo...

Ese ejercicio- sano ejercicio- de introspección es un episodio de valentía en sí mismo; es abrir sin miedos la caja de Pandora asumiendo todos y cada uno de nuestros actos; lo bueno y lo malo, lo claro y oscuro de nuestra intimidad y reconciliarse con uno mismo y con el mundo.
Aparte de eso está la forma en que lo dices; poesía pura.
Hay una frase que me encanta y no pierdo nunca la oportunidad de decirla ─aunque me repita─ “Hay otros mundos, pero están en este. Hay otras vidas, pero están en ti”.
Todo está en nosotros mismos y tenemos la capacidad de abrir y cerrar puertas a voluntad, ir y venir continuamente a nuestros recuerdos, vivirlos, olvidarlos…dirigir nuestros sentimientos hacia el lugar que más convenga.
Un abrazo

Susi DelaTorre dijo...

Qué buena imagen... sonriendo, cierras la puerta suavemente, sin dolor, con satisfacción.


Me ha encantado tu entrada... me ha transmitido mucha paz.

Saludiños y apertas, Fonsilleda!!

Melba Reyes A. dijo...


Muy emotivas palabras.

La risa hay que liberarla, ja ja ja...

Unknown dijo...

Este es un cobijo , un rincón y eres toda tú como tus narracciones y descripciones, llena de enseres, rincones, palabras, sonrisas, pesares o no , alegrías o magías...te muestras poquito a poquito y no defraudas cuando se te conoce.., cuantas veces abras puertas, cierrálas siempre con ternura hasta la nueva mirada...cada una de nuestras dependencias secretas somos también nosotros mismos, quizás sólo unos pocos Fonsi lo hacen , y así lo haces tú...
Genuina sin colorantes , ni conservantes, sin personaje que inventar con todo el azul de tu oceano y con todos los rojos de tus bellos atardeceres, capaz de todo pero con la calma del saber...hasta de mirar allí donde hay sinsabores, dolores de antaño o los de ahora. Ya los conoces pero ahora regresa a lo que te dé felicidad a aquello que te haga gozar, te lo mereces...
bicos

Anabel Cornago dijo...

abro con ternura la puerta y me asomo a este rinconcito de tu alma en forma de blog acogedor. Sé que con cada visita me voy adentrando más. Me encanta lo que descubro: una persona maravillosa que desprende paz y fuerza a partes iguales.
Ay, amiga, ¡qué bien se está aquí!
Muchos besotes, corazón.

matrioska_verde dijo...

Vas, aprendes, rememoras y vuelves.
Porque la vida sigue.

biquiños,

Anónimo dijo...

Esos dolores del tiempo y los nuevos... Con mucho sentimiento tus letras. Me gustaron. Un placer leerte.

Tétis dijo...

Amiga

Que saudades tinha de passar por aqui e poder ler, beber com avidez as tuas palavras, os teus textos sempre fascinantes, a tua poesia em prosa.

Encantou-me poder "entrar", ou melhor, poder "espreitar" para esse "tu rincón", já que nos abriste a porta e deixaste por momentos que te acompanhassemos nessa corajosa introspecção.

Se mo permites, destacarei um parágrafo que me tocou, talvez porque com ele, em certa medida, me identifico:

"Paso, sin querer mirar, en la siempre tenebrosa madriguera del mundo real, que tanto adoro y temo, con sus maravillas, perpetuos desconcierto y caos; lugares y gentes."

Vou embora, agora que fechaste a porta "con ternura", mas prometo em breve voltar na esperança de que a voltes a abrir!...

BIkiños

La sonrisa de Hiperion dijo...

Puertas que se cierran desde la tranquilidad, desde el trabajo bien hecho...

Saludos y un besazo!

Chousa da Alcandra dijo...

Pois mira, colega! (e perdoa o xeito de expresarme); eu quero que veñas á miña casa un día destes e lles expliques aos meus fillos maiores como se fai coas portas cando chegan ás tantas nas fins de semana para non despertar ós seus sufridos papás.
Convido a comer, pago a viaxe e douche un bico.
Asinado: eu

auroraines dijo...

Tu interior es muy bello Fonsilleda
no hay espacios oscuros, tenés bien identificado todo y lo que lo demuestra es esto, tu poder de relatarlo, mostrarlo.
El desafío de nuestra vida es no permitir que nadie altere esa nuestra lucidez, serenidad con fuertes portazos.
Sos extremadamente rica en serenidad.
Qué decirte, hermoso como todo lo que leo tuyo.
Bicos

Manuel dijo...

Abro, clico en el enlace, busco, leo, disfruto y aprendo. Esa es mi constancia cada vez que abro tu página.
Así es Ana, sobre todo disfruto.

Un beso.