Quizá el Paraíso sea esto: el silencio roto por el paso o el grito de un ave, por un insecto que osa turbar esta paz que se cuela por todos los poros de tu oreada piel y que, de tan profunda, no permite ni un mal pensamiento, ni siquiera un vistazo a la cruda realidad.
El silencio junto a la brisa que, de vez en cuando, se atreve a mecer ramas y hojas, trayendo aromas a campo, a seres queridos y a flores, muchas veces tan solo imaginados.
El silencio, junto a la brisa y al verde, a todos los verdes del mundo superpuestos y en justa liza con los ocres o sienas y una amplia paleta en la que conviven la piedra y la propia tierra; todas las piedras y minerales, junto a los colores del arco iris y este cielo tan azul.
El silencio, junto a la brisa, al verde, las maderas y piedras enseñoreando un paisaje, que no es otra cosa que un trozo de monte que no llega a tal.
El silencio, junto a la brisa, al verde, las maderas y piedras y una oveja balando a lo lejos, un caballo paciendo, un perro que ladra, un gato maullando y el vecino gallo con su ruidoso corral.
El silencio junto a la brisa, al verde, maderas y piedras, una oveja, un perro, un gato, un cercano corral, el rumor del agua presente o soñada y un hermoso caballo paciendo.
Esta paz que taladra y que desearía compartir con todos los nortes y sures, mientras persigo atónita, los inverosímiles diseños que el vuelo de esta mariposa me obsequia y aun me pasmo, recordando la líbélula que, elegante y distinguida, pasó hace un rato, deseando que vuelva a aso
mar.
Es probable que sí. Es posible que si ahora me vuelvo, descubra a Eva ofreciendo a Adán la denostada manzana, porque esto, al fin, sea el Paraíso.
Pero, también puede ser que yo esté loca y que el Paraíso sea simplemente mi mirada puesta sobre lo que me rodea, permitiendo que la imaginación navegue por el rumor de los árboles cuando la brisa los mece, prestando a mis oídos y a los ojos cerrados, susurros de costas y playas, de olas que, con su bisbiseo protestan al morir en los arenales.
Pero, no importa si esto no es el Edén y todo es producto de mi locura.
Que no me encierren, que no me quiten los ojos, oídos, ni tacto, Que me dejen el olfato y hasta el gusto porque esto sí que es el Paraíso.
El silencio junto a la brisa que, de vez en cuando, se atreve a mecer ramas y hojas, trayendo aromas a campo, a seres queridos y a flores, muchas veces tan solo imaginados.
El silencio, junto a la brisa y al verde, a todos los verdes del mundo superpuestos y en justa liza con los ocres o sienas y una amplia paleta en la que conviven la piedra y la propia tierra; todas las piedras y minerales, junto a los colores del arco iris y este cielo tan azul.
El silencio, junto a la brisa, al verde, las maderas y piedras enseñoreando un paisaje, que no es otra cosa que un trozo de monte que no llega a tal.
El silencio, junto a la brisa, al verde, las maderas y piedras y una oveja balando a lo lejos, un caballo paciendo, un perro que ladra, un gato maullando y el vecino gallo con su ruidoso corral.
El silencio junto a la brisa, al verde, maderas y piedras, una oveja, un perro, un gato, un cercano corral, el rumor del agua presente o soñada y un hermoso caballo paciendo.
Esta paz que taladra y que desearía compartir con todos los nortes y sures, mientras persigo atónita, los inverosímiles diseños que el vuelo de esta mariposa me obsequia y aun me pasmo, recordando la líbélula que, elegante y distinguida, pasó hace un rato, deseando que vuelva a aso

Es probable que sí. Es posible que si ahora me vuelvo, descubra a Eva ofreciendo a Adán la denostada manzana, porque esto, al fin, sea el Paraíso.
Pero, también puede ser que yo esté loca y que el Paraíso sea simplemente mi mirada puesta sobre lo que me rodea, permitiendo que la imaginación navegue por el rumor de los árboles cuando la brisa los mece, prestando a mis oídos y a los ojos cerrados, susurros de costas y playas, de olas que, con su bisbiseo protestan al morir en los arenales.
Pero, no importa si esto no es el Edén y todo es producto de mi locura.
Que no me encierren, que no me quiten los ojos, oídos, ni tacto, Que me dejen el olfato y hasta el gusto porque esto sí que es el Paraíso.
Imagen: "Adán y Eva", Alberto Durero.
22 comentarios:
Qué manera tan hermosa de disfrutar de esas cosas que nos ofrece la vida y que a veces no sabemos o no queremos apreciar.
Biquiños paradisíacos!!!
Cuando vemos lo que nos
rodea con los ojos del
alma, somos capaces de
descubrir paraísos y
disfrutar de ellos.
Biquiños
A veces somos tan ciegos que no vemos lo que tenemos delante.
Cuando miras con el corazón, con el alma descubres todo aquello que te estas perdiendo.
Me ha gustado muchisimo.
Unha aperta e un biquiño meigo
♥
Tenemos la capacidad de crear paraísos...e infiernos.
En este paraíso que nos ofreces me estoy regocijando...
Gracias por esta belleza.
♥
Leyendo tu texto, tan delicioso, me he acordado de un libro "El infinito en la palma de la mano" de Gioconda Belli, creo que te gustaría, si no lo has leído aún te recomiendo que lo hagas.
Mientras tanto que nadie nos prive de nuestros paraísos particulares, esos momentos de serenidad y felicidad como el que describes.
Un beso y feliz verano.
En mi paraiso no hay serpientes ni malas manzanas. En mi paraiso, el que quiere entrar, solo tiene que pedir permiso.
Saludos
¡Qué bonito texto! Pura poesía, pura definición de tu concepción del mundo filosófica.
cada uno tenemos nuestro propio paraíso. Parece que en el tuyo, un elemento imprescindible es el silencio, quizás- como dijo el poeta- el silencio sonoro. En el mío también.
Bendita locura!!! y tan bella vos por compartirla. DEjo mi abrazo
Alles Liebe
^^(°°)^^
Cada persoa garda dentro de sí un paraiso. Pero hai que ter tino, pode facilmente trocarse en inferno!
Bicos
Todos necesitamos paraísos, lugares en los que perdernos y encontrarnos, sean o no reales.
Un gran saludo, Fonsilleda, y que nadie te los robe!
Eu pensaba que, fora de Antas, os paraisos non existían.
Joder, canto se aprende polo blogomillo...
;-)
Contemplando el Paraíso
Repican tus ojos como cibalillos a coro.
Susurran tus labios como fontaiñas de colores.
Crepitan tus oídos como ascuas en rescoldo.
Bullen tus dedos como sigilosas figuras.
Ronronean tus olores como aromas reservados.
¿Dónde está ese Paraíso?
Tus sentires, envidia tengo, es lo que más se aproxima a ello.
Pido consulta porque estoy turbado por no conseguir llegar a tal espacio singular.
Mi paraiso estu paraiso... Y en cabemos todos.
Un beso!
Envidio tu paraíso, tu forma de mirar y de sentir... envidio a la mariposa y a la libélula y al vuelo de ambas, envidio tu castaño, tu gato libre, tus ojos, tus oidos,tu tacto, tu gusto y olfato sobreexcitados por lo que sobrevuelan.Envidio tu calmada y bella locura
Envidio la brisa y los bellos atardeceres, las heladasd aguas y el mejor de los entornos...
Sí, que te dejen en tu Edén, con todos tus sentidos locos que explotan como tus palabras y es que la única gente que me importa es la que está loca por vivir y por la vida como tú...
Billones de Bicos
Cada uno tiene el suyo, es cierto, y no tiene porqué coincidir con el de los demás. El tuyo es bello, porque hermosa es el alma que lo disfruta.
Besos!
¡Qué hermosura de texto!, cielo. Para mí el paraíso es cada instante que disfruto. Y hace unos segundos, leyendo tus palabras, imagínate dónde estaba... sí, cada uno de mis sentidos se inundaban de belleza.
Amiga, ¡qué bien escribes!, da gusto parar por tu casita-paraíso.
Besotes agradecidos.
Muy interesante tu post..te enlazo para seguirte mejor
cálido abrazo
El paraíso está en vos Fonsilleda, en tu capacidad de llevarlo en tus sentidos.
Cuando escuchas el rumor de los árboles, que mece la brisa, y te transportas a él.
Es precioso tu paraíso...
Bicos
Me gusta el silencio. No sabría vivir sin él. Y sin embargo el ansiado silencio necesita ser roto de tanto en tanto, por una cascada de agua, un arroyo o unos árboles que se cimbrean. El silencio absoluto es terror o sordera...
Pero cuando conquistas un minúsculo espacio de paz, estás en tu paraíso.
Me ha gustado como manejas las imágenes. ¿Pintas o has pensado en pintar lo que escribes? ¡Pero no dejes de escribir!
Una frase a destacar:
"ni un mal pensamiento, ni siquiera un vistazo a la cruda realidad"
Los paraísos, como el dormir (y el sueño) son necesarios para resistir. Y no estás loca, sólo estás en tu paraíso particular.
El silencio de la Naturaleza es ese verdadero silencio que anhelamos... Ella es la única que posee los mágicos y ciertos sonidos del silencio.
Afectuosamente,
Ana Lucía
.
Vuelvo a tu rincon para decirte querida amiga que la segunda entrega ya esta en mi rincón, no quisiera que te quedaras con la incertidumbre de saber que paso.
Un enorme biquiño.
PD Jamas dejaria sin finalizar una historia, ya no por mi, sino por todos aquellos que estais ahi y me leis, lo mereceis.
Pues si el paraiso es el silencio y la paz y todo eso... yo te lo jodo toooodas las mañanas jajajjajaja
bueno nunca está de mas tener un poquito de infierno, unas horitas, para que te riasy te entretengas antes de retonar a tu paraiso.
Besotes y aloumiños meiga, tola toliña.
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