viernes, 23 de noviembre de 2007

MAURO

Él fue el primero en dejarme. Ha sido el primero en irse hace muchísimos años ya y llevo unos días pensando en que no lo recuerdo y la sensación me agobia.

Se fue con Pili su mujer y dos amigos íntimos; desaparecieron los cuatro un día cualquiera de aquel curso escolar que yo pasé interna en un colegio de esta ciudad.
Evoco ahora la entrada de la Madre Superiora en aquel gran dormitorio que compartíamos no recuerdo cuantas niñas, en el pasillo en el que estaba mi celda (que contaba, como todas, con una cama y una mesilla), justo en el momento en el que íbamos a acostarnos y yo procedía a soltar la cortina que nos daba un poco de independencia. Se acercó, me sonrió y dulcemente me dijo, no, no te acuestes, te han venido a buscar.
No puedo seguir, todavía duele. Y me duele tanto, que me molesta terriblemente recordar su físico, pero casi nada de él mismo, de cómo era, de sus palabras o de su voz. Aunque sí sé, quizá porque me lo hayan repetido, que era dulce, amigo de sus amigos, sencillo y bueno. Lo único que no he olvidado, supongo que porque tenía pocos años y me maravillaba es de que, con sus manos, sabía hacer un pandeiro, y lo hacía sonar, de casi cualquier cosa.

Imagen extraída de Google Imágenes, sin identificar.

1 comentario:

Cachito dijo...

No sientas que "te dejó". Eso implica un acto de voluntad. Y, conociéndolo sólo por lo que contó mi padre en su día, y sigue contando mi madre ahora (aún el otro día me relataba cómo tenía que levantarlo a la carrera de la cama, cuando vivía en Lalín con ellos, porque llegaba Pachí de inspección)tengo la certeza de que nunca te habría "dejado", y de hecho, sigue vivo en tu corazón. Y en muchos otros.