domingo, 5 de agosto de 2007

Lempicka/Mallo o Mallo/Lempicka y el silencio



















CUADROS: 1º Y 2º DE LEMPICKA, 3º Y 4º DE MALLO.-
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Me sirven de ejemplo estos dos nombres de mujer. Estas dos espléndidas pintoras que nacieron, por el orden de los cuadros, en Varsovia y Lugo respectivamente, bastante lejanas en el espacio, pero muy cerca en el tiempo: Tamara naciera muy a finales del siglo XIX y Maruja muy al principio del XX.
Me sirven, para replantearme algo que siempre me ha tenido un poco preocupada, intrigada y, finalmente, como si efectivamente tuvieran razón quienes afirman que las mujeres carecemos, al menos en lo que a pintura se refiere, de ese espíritu necesario para los auténticos creadores, resignada ante algo que llegué a tomar como cierto y es el hecho de que las mujeres no pintamos o pintamos poco (sin doble lectura...). Yo, que soy negada como protagonista de cualquier manifestación artística, aunque me resistía a aceptar semejante aseveración, siempre, en cualquier discusión terminaba sucumbiendo y pensando: tendrán razón.
Ahora sé que no, los ojos y la mirada, el tiempo, la experiencia, los viajes, la lectura, las conversaciones y la vida, me han enseñado que no.
Recientemente he tenido el privilegio de asistir a una exposición de Tamara, de la que conocía poco más que los cuadros que han sido objeto de algún tipo de publicidad y de la que no recordaba ni el nombre, para descubrir aparte de a una Pintora, a la mujer y en ambas facetas he quedado totalmente sorprendida y hechizada.
De Maruja, quizá por el hecho de ser como yo gallega, conocía un poco más de su pintura, pero desde luego nada que represente el enorme talento que poseía.
Por ello he mirado leído y buscado y he encontrado que coinciden en muchas cosas.
Ambas son mujeres, sus vidas coincidieron en el tiempo y su obra, que ahora finalmente trasciende, ha sido reconocida durante mucho tiempo, sólo en círculos reducidos. ¿Por qué?
Ambas mujeres, ambas modernas, libres y vanguardistas.
Ambas mujeres, ambas guapas.
Ambas mujeres, ambas, en algún momento de sus vidas, exiliadas.
Ambas mujeres y las dos representaban la belleza, cada una en su estilo y con evoluciones diferentes, con una gran sensualidad.

Sirvan como remate y como signo de mi admiración, las palabras que don Federico García Lorca dedicara a Maruja:

"Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad."

¿Alguien se ha beneficiado de este silencio?, ¿ha servido para algo este silenciamiento?.




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